DE BALEARES A HOLANDA POR LOS CANALES DE FRANCIA

Nota: sobre la marcha saldrá todo el relato.
Esto no es el principio de este viaje, solo un aperitivo.

Bueno, pues vamos a continuar por el canal de Champagne -Bourgogne, o el canal de la Marne a la Saòne), (algunos nombres de los canales han cambiado últimamente, que puede hacer confundir).
Como se ve en las grabaciones, las esclusas no tienen muchos secretos, es cuestión de controlar bien la entrada, salida y a tus amarres (y dedos).

Una ventaja de estar en una esclusa es, que con tanto remolino (y agua dulce) se mantiene bien limpio el casco.
Algunas esclusas no las han limpiado en mucho tiempo, sus paredes y escalera parecen una jungla.

Parte de la culpa ha sido porque los encargados de las esclusas (que ya no viven allí), por la noche, cuando ya no funcionan, llenaban a las esclusas.
Así no han de escuchar continuamente el caer del agua y puede que se dormían mejor, pero hacia crecer a muchas hierbas (queda bonito por eso).

Durante tu paso por los canales te cruzas, de vez en cuando, con lanchas de alquiler,

son los “sans permis”, las lanchas de alquiler .
todo el mundo puede zarpar con uno de estos barcos.
Están protegidos por todo el alrededor con goma dura, como los coches de choque de una feria, (a veces parece una feria por eso).




Me hace mucha gracia de ver tíos llevando la rueda de estas lanchas, y ver que “han crecido”!!
Se les ve mas altos allí arriba, y ellos mismos también se dan cuenta de eso.
A su lado una mujer sonriendo con una expresión por su cara que dice ;
ESO, eso es mi hombre LO ESTAIS VIENDO !!
Todo un capitán y es mío señores.
La navegación aumenta la autoestima, se ve muy bien allí, y está bien así.

De verdad, son cosas que estoy viendo.



Veo mucho, observo con mucha curiosidad a toda la peña.
Os explicaré algún relato más, porque forma parte de una travesía como esta.
Por ejemplo un día que paso un “la Boat “, una motora de alquiler, (no diré de donde eran, pero no eran ni franceses, ni españoles).
Desde allí arriba el padre, que tenia pinta de ser una persona sencilla, me saludaba a mi (allí abajo), y su hijo, con pinta de “pijillo perdido”, ignoraba “el holandés errante” y levantaba la mano (sin bajar la vista) ya al siguiente gran yate, que ponían que era de un americano de Tampa-Florida.
Sin darse cuenta que el gringo en el acto iba a olvidarse del pobre pijillo alemán (al final no me lo voy a quedar) y el “capitán” del h.e., eternamente recordara a aquel momento, porque se lo estáa escribiendo “in situ”.
Te tengo grabado la cara (y el barrigón que llevabas por debajo) niño pijo. Que el Neptuno de los ríios te perdone un día, o que llegues a aprender un día a bajar a tu mirada y a saludar a todo Dios.

En general, observo a muchos, con los que te vas a cruzar, a casi todos, con muchas ganas de saludar.
Ya como casi hambrientos de saludar y felices con la respuesta.
Observo que a los niños se les esta enseñando de hacerlo y veo a sus caras esperanzadas, porque saben que el otro, (yo en este caso ), les voy a devolver el saludo.
Y señores y señoras ESO ES BONITO
Nos sentimos todos un poco más iguales.

Pero, iguales, mientras que navegamos por un canal estrecho y el resto del mundo (las 2 orillas, a escasos metros de distancia) son de otra galaxia.
Que raros somos ¿eh?
Hacer cavar un canal para sentirse más simpáticos unos con otros, entre estas 2 orillas, con un comportamiento muy diferente que “allí en tierra “.
Que raros somos.

Estos momentos rápidos, desconocidos unos para otros, pero saludándose y buscándose las miradas unos a otros, y ver el brillo en las expresiones.
Un momento fugaz, que sin duda alguna, se debe de echar de menos en las 2 orillas
(yo si ¿y tu?).

De vez en cuando también te cruzas con los cargueros típicos de los canales.
Estan construidos con una eslora y anchura que justito cabe por estas esclusas pequeñas (unos 5.05 por 39 metros miden estos “peniches”).



Al toparte con uno de ellos queda poco espacio por el canal, pero en general se suelen apartar como pueden, sobre todo cuando se trata de un velero que no se puede pegar demasiado a la orilla.

Estos cargueros a veces se arrastraen por el fondo del canal, levantado cantidad de barro.
El otro día, tenia previsto de hacerme una buena ensalada pero por su estela dejo tal cantidad de barro que no estaba el agua del canal pa lavar a las hojas de la lechuga, ni pa lavar los platos en el cubo. Todo marrón durante largo tiempo.

Los cisnes que tanto abundaban por el rió Saòne, por aquí ya no se ven.
¿Por aquí si se los han comido? ¿O les gusta simplemente más el rió con sus aguas más vivas?

Lo que es superagradable, es cuando llega la tarde, (o cuando te de la gana a ti de parar), te buscas un sitio que te guste para pasar la noche.
Eso, se puede hacer en un muelle, un puerto o puertecito y también, (y eso es lo que a muchos les gusta un montón), en un tramo precioso de los canales, entre esclusa y esclusa.
Allí puedes sacar fotos de lo más romántico posible.









Ah, y las telarañas…
Pues déjalas !!
Cada mañana cuando subes la escalerita te encuentres unas cuantas
Hay bastantes arañas, pero indefensas.
Nunca he tenido problemas cara a los insectos.
Las arañas me los han capturado durante todo el viaje.
(Luego al llegar al norte ,donde hace más frío se mueren por eso).

Un consejo ( otro)
En especial cuando han cortado las hierbas de las orillas, conviene de averiguar con regularidad a los filtros de la entrada de agua dulce.


En los pueblecitos que encuentras, casi siempre encuentras cosas básicas.
En cada pueblecito, por muy modesto que sea, hay al menos 3 cosas que no suelen fallar: su “boulangerie “ (panadería), un salón de belleza y una peluquería.
Parecen imprescindibles en la vida de un francés.



También es muy común (y util) de ver pequeñas “autolavanderias” para tu ropa.
Sin vigilancia, funcionan con monedas y en general estén abiertas desde las 7.00 hasta las 19.00 horas.

Hay gente que también se ha espabilado también al lado de los canales.
En una parada /esclusa se veía un chiringuito, con un coche al lado.
Allí ponían:
Pollo a la brasa con patatas
Entrega al barco y un número de teléfono.
El coche podía pasar por un tramo al lado del canal, que en general solo es permitido para los encargados.
Valía 12 euros, algo más caro que lo normal, pero claro, el pollo venia con coche.

En otra parada (Cusey), vi una caravana enorme, donde ofrecían Kebab, ensaladas, patatas y más cosas de “fast food” (comida rápida).
El único que había llegado a este sitio, (parada con lavabos y agua corriente, todo al lado de un césped limpio, era el H. E.



No me apetecía de gastar nada en comida.
Me sabia un poco mal por el tío que lo llevaba, estaba sentado en uno de los bancos de piedra fría con la mesa incorporada.
Pues allí, en pleno campo, alejado de pueblos, (lo vi por el mapa que estaba colgado allí), no se veía a ningún alma más.

Pero al atardecer, vinieron, uno tras otro, coches cargados de familias, muchas con cantidad de críos.

Como un “drive” de esos del Mc D o un burger.
Un ir y venir de coches que duraba un par de horas.



Ya no me sentía culpable por no hacer gasto, (el muelle y el agua eran gratis).

Otro día más, un saludo Humberto