El Holandés Errante de Calafell
Costa del Pacífico de Panamá
BAHÍA DE MONTIJO
(Notas
de Nuria)
Días inolvidables navegando solitarios por una costa poco transitada.
Salimos de las islas Perlas, y despues de estar unos días en la isla
de Pedro Gonzalez nos dirigimos hacia la gran bahía de Montijo (unos
5 días de navegación fuerte, pues hay que pasar Costa Mala,
(que verdaderamente hace honor su nombre en cuanto al fuerte viento y corrientes).
Nosotros estuvimos casi 2 días navegando a 8 nudos (lo máximo
que corre el barco) ¡sin velas ni motor! Y cuando ya estabamos bien
agotados llegamos a la maravillosa cala Naranjo, el comienzo de la inmensa
bahía de Montijo. Al fondo de la bahía desemboca un gran río
que lleva a Puerto Mutis, un puerto pequeño pero importante para la
región pues a unos 30 Km se halla la ciudad de Santiago de Veraguas
y desde allí viajan las mercancías a las poblaciones de la costa
y a la isla de Coiba, que es una carcel gigante. Creo que en 1 año
nosotros fuimos el segundo velero que llegó hasta allí, el otro
había sido un trimaran, el Chasewind, (o como sea, pero en inglés
era Cazavientos), a cuyo capitan (y única tripulación, un tío
fantástico, norteamericano, pero todo lo contrario del típico
yanki), habíamos conocido en Cala Naranjo. Él fué el
que explicó que se podía navegar hasta Puerto Mutis. Navegamos
acompañados como de 200 delfines encantadores unos 2 días, para
llegar al fondo de la bahía. Por la noche el mar brillaba tantísimo
que me pasé horas tirando cubos de agua y mirando los dibujos fosforescentes
de la espuma.
En la desembocadura del río Mutis habían varias islas y la primera
noche del río dormimos escondidos del viento detras de una islita pequeña
habitada, las isla de los leones, y luego ya entramos por la desembocadura
donde mas arriba el río se bifurcaba en dos. Una parte llevaba a una
gran laguna interior a donde dorminos una noche muy bonita, solitaria y con
viento, pero sin olas, rodeados de loros y manglares. Luego volvimos para
atrás para ir hacia Puerto Mutis.
Pero
fué bastante dificil para nuestro barco, que cala mucho mas que un
trimaran. El río era bajísimo. Hubo un momento en que ibamos
embarrancando en la arena, pero como íbamos muy despacito, salíamos
marcha atras sin dañar la quilla. Pero no encontábamos el pasillo
de entrada, por que por muchos sitios los bancos de arena se habían
movido desde que habían dibujado los mapas que llevábamos. Y
entonces, como pasa a veces en la vida, alguien vino a guiarnos, un pescador
con su hijo pequeño en su barquita de motor, nos hicieron señas
para que los siguieramos el tramo de los bajos, y luego ya volvió a
haber profundidad y llegamos a Puerto Mutis. El río era muy curioso:
a veces iba para alante y a veces iba para atrás, con las mareas.
Puerto Mutis es un puerto un poco grande con un pueblecito a lo largo de la
carretera y un montón de restaurantes mirando al río que revelan
que hay cerca una ciudad. Nuesto amigo del Chasewinter nos había indicado
el restaurante de una amiga suya y alli fuimos acogidos como amigos. Una mujer
encantadora, de estas personas que se hacen querer en cuanto las conoces.
Y comimos muchos pescados buenísimos y muchos patacones (rodajas de
platano verde fritas) y escuchamos una música buenísima de por
allí. Ella me dijo algunos nombres de musicos: Plumas Negras, Sandra
y Sami Sandoval.
Estuvimos allí unos días y compramos las últimas provisiones
para atravesar el Pacífico hacia la Polinesia en Santiago de Veraguas,
una ciudad muy auténtica, muy viva y muy bonita.
Navegando por el río Jesus hacia Pueto Mutis, Dani y Humberto en el dingui
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